Su desarrollo a nivel físico les permite alcanzar más independencia y junto a ello aparece la necesidad de reafirmar su autonomía, sus gustos, deseos y posibilidades. Nos encontramos con el “no” como respuesta de cabecera, el “yo solito” como la alternativa a cualquier tipo de asistencia que les ofrezcamos.

Por esto, se los denomina muchas veces como pequeños adolescentes. Aunque la “pequeña adolescencia” es una etapa que se extiende más allá de esta que estamos mencionando, adquiriendo otras nuevas características.

Seguramente nos encontraremos con explosiones emocionales, desbordes, los mal llamados “berrinches”. Son esperables, todos los niños los atraviesan, ya que son la demostración de que una emoción se ha presentado intensamente y los ha, justamente, desbordado.

¿Qué pasa con nosotros? Los cuidadores. En esta etapa nos enfrentamos ante el desafío y la oposición de nuestros pequeños; confluyen la necesidad de la puesta de límites y la dificultad para hacerlo. ¡Un combo que puede ser muy agotador y frustrante!

Y entonces, qué podemos hacer para ayudarles-nos?

• Ofrecer algunas rutinas, poder moverse en un ambiente relativamente previsible les da la posibilidad de anticipar situaciones, generándoles seguridad.
• Presentar opciones, dejarlos participar, elegir según sus gustos y comodidad en cosas simples. Validar sus preferencias como opciones posibles.
• Poner límites que sean claros, que se puedan sostener. El límite es amor, siempre y cuando sea desde el respeto, los ayudará a sentirse más seguros.
• Si el berrinche llega, acompañar. Evitar los que se puedan y atravesar juntos aquellos que no. Mirar a los ojos. Abrazar y mostrarse disponibles.
• Reconocer nuestros propios desbordes y gestionarlos. Pedir relevo y buscar espacios de placer que nos permitan renovar energías para poder continuar.
• Buscar consenso entre los cuidadores en lo que respecta a rutinas, límites y posibilidades que les sean cómodos a todos los involucrados.
• Apoyarnos en nuestra red, no criar en soledad! Acercarnos a familias que pasen o hayan pasado por lo mismo alivia la carga, nos ayuda a ver que no estamos solos en lo que nos pasa.

Es importante saber que estas recomendaciones no evitarán que los “terribles dos” transcurran!! No olvidemos que es una etapa en el desarrollo evolutivo, esperable y saludable!! Si, ayudarán a atravesarlos de una manera más amorosa y respetuosa de las necesidades de toda la familia!

Por la Lic. Prof. Yael Abed (M.P. 9485) del Área de Psicología Perinatal.

????¿Cómo llevas los “terribles dos años” de tu u hij@? L@s leemos!

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